febrero 26, 2010

Mi apellido es mas vinoso que el Pisco


Presencia del vino en testamentos de indígenas


Raúl Madariaga Varela

...Mas adelante encontramos un poder para testar de Ignacio de Altamirano, de 11 de mayo de 1725, era natural de Piura, Perú, hijo de don José Pinoche cacique de Lambayeque. Era comerciante, de las mercaderías que detalló llama la atención lo siguiente “declaro que tengo en la tienda los bienes siguientes....tres botijas vacías...una limata capitana llena de mistela, y otra media olla llena de dicha almíbar” junto con tabacos, yerbas aromáticas y otros productos.

Juan Ignacio León testó el 1° de noviembre de 1733, era natural de Imperial, documento donde encontramos el siguiente párrafo: “declaro que debo a Nicolás de León cuarenta y ocho pesos que mando se le paguen con la cosecha de mi viñita”, de la que más adelante dice “declaro por mis bienes el solar entero que compré de la ciudad durante mi matrimonio en que está puesto un majuelito y mi rancho de población, cuya mitad de todo pertenece a la dicha mi mujer porque juntos lo hemos plantado y trabajado”. Era común que el Cabildo vendiera solares y sitios, ya fuera al contado o crédito.

Por poder otorgado por don Gregorio de Aquis, cacique principal del pueblo de El Tambo, sus hijas dictaron su testamento en el valle de Elqui el 5 de diciembre de 1748, en el cual señalaron por sus bienes “tres botijas de pisco... una tinajilla de vino que tendrá seis o siete arrobas de vino al parecer”, lo que nos indica que en esta época ya había producción no solo de vino sino que de pisco, el cual necesita de un proceso más complejo de producción.

Luego de revisar los testamentos de indígenas y atender a los que anotaban a viñas o vino, se puede concluir que este fue uno de los elementos más importantes durante toda la colonia, al que se le dio muchas funciones, entre ellas, y de manera especial, el uso para los actos litúrgicos como se desprende en el testamento de Inés Gonzáles. Otro es el de elemento de valor para pagar deudas, trabajos y favores por lo que se puede deducir que su presencia era bastante especial dentro de la vida y costumbres coloniales. También se encuentran testimonios de que había una comercialización importante y fundamental de este producto, por lo menos que había instalado desde los inicios de la colonia un mercado interno en que se tranzaba este producto, no solo en Santiago, sino en el Norte Chico así en La Serena, Huasco y Copiapó.

Es importante destacar el rol jugado por la Iglesia en la concentración de viñedos, o parte de su producción, o lo obtenido por su venta, donados por parte de feligreses indígenas que por temor a la muerte y en sus últimos años de vida, ya fuera por herencia o para pagar el servicio prestado de ayudar sus almas a una pronta salida del purgatorio, preferían un convento a sus propios parientes. Sería un buen tema a investigar posteriormente.