enero 26, 2006

Andar en micro.


Por Fernando Muñoz
Santiago y su Transantiago, sus carreteras nuevas, metro para todas partes y esos busecitos verdes super modernos. Santiago va cambiando y en estos momentos, en este cambio, o como diría alguien por ahí la voragine de la modernización y el desarrollo, nos acordamos de cuando subirse a la micro era entrar a un mundo totalmente diferente, toda una aventura…
Primero era el “Me lleva por cien?” y el chofer por lo general traspirado y con cara de mala gente te respodía “ya cabrito pero andate pa atrasito no ma`”, La vieja guatona que cortaba los boletos te miraba y te daba una sonrisa que dejaba ver la carencia de dientes.
Ahí empezaba la fiesta partiendo con los pasajeros, en el primer asiento la abuelita que no sabía pa donde iba, el jovencito de terno que iba a su primera entrevista de trabajo, la vieja gorda como con tres cabros chicos, la minita rica mirando por la ventana que no pescaba a nadie, el agilao mirando también por la ventana pa no darle el asiento a la señora con guagua y bolsas de la feria. Y por último al final de la micro los escolares y los músicos que iban tocando canciones andinas con charango y arpa incluída.
Al ratito subía el choco panda, vendiendo helao’s primero eran las paletas de piña, conocidas como “Piña Colada”, la “Chirimoya alegre” el “Choco Panda” “El Choco Fruna” y cuanto helado se pudiera vender por cien pesos. (Claro que a mi me tocó ver el boom de los años 90, y los locos vendían helados Crazy, Magnum, Danky y hasta agua mineral” si nos subió el pelo señores).
Después cuando la micro iba carreteando pa poder llenarse más y cuando la gente espezaba a zapatear y que “apúrate””Ya po viejito” “Apura la carroza”. Se subía el infaltable vendedor de chicles y dulces, vendiendo miti miti, y bigtime, o como el decia “¡La pastilla!¡La Bistella!”. Ahí ya el trayecto se hacía insoportable, el calor, el olor del trapeao con bencina del piso y toda la otra manga de comerciantes ambulantes: “Por encargo de importadora Universo” “Pa los regalones” “Lo que no puede faltar en el bolsillo del caballero o en la cartera de la Dama” “No es mi intención molestarles” que el cachito con maní, los calendarios ya sea con dibujos o santitos, enciclopedias, libros, y cuanta cosa costara menos de luca y fuera de lo más inservible.
Al final pa rematarla como la micro iba tan lento, típico que lo alcanzaba un colega y ahí se ponían a echar carrera, justo cuando a uno le tocaba bajarse.
Para el timbre una correita con el “Tire y Suelte” que la “bajada es por atrás” el timbre una vez, y no para, el timbre dos veces y no para… Golpear el techo y decir “¡Ya po desgraciao que me queris llevar pa tu casa…! Con…”

1 comentario:

caos dijo...

jajaj excelente!, pero creo que te faltó nombrar algo no de menos importancia, que tiene que ver justamente con aquella identidad, con aquella mosquita o timbre o rayita que nos mostraba la personalidad de cada micro, pq habia de todo, las femeninas las masculinas, "la etelminda", por ejemplo una de esas summar, que tenia el recorrido 184, que pasaba por san martin hacia maipu, o "el pulento", "adan mercader", "rompecorazones", "madonna", "el tirano"... y un infinito etc, aquellos nombres, escritos por maestros tipograficos callejeros!, quienes plasmaban en la parte trasera o al costado del lado izquierdo debajo de la ventanita del chofer el nombre de las maquinas!.... junto a ellos un sin numero de simbolos e iconos populares, como la dama curvilinea sentada, los patitos volando del mas grande al mas chico, unas alas de alcon, unos escudos, un chico malo meando y poniendo cara de malo, la coleccion completa de dibujos animados de la WB, entre otros.... de esto quedan los recuerdos, quedan los proyectos sobre grafica vernacula, sobre micros etc...